Hannes se
encontraba mirando por la ventana mientras tomaba una infusión de regaliz, diente
de león y anís. De pronto algo alteró su tranquilidad, una especie de proyectil
impactó sobre el vidrio haciéndolo añicos, amoratándole un ojo y obligándolo a
soltar su tacita de porcelana china, la que también se estrelló en el suelo.
Atontado por el golpe recogió el objeto que provocó semejante alboroto. Se
trataba de una piedra la cual tenía un papel perfumado, prolijamente doblado y
atado con un cordoncito de seda.
Era un
mensaje secreto de una posible misión. Hannes a pesar del dolor en su ojo, se sintió
invadido de una profunda emoción, las misiones secretas eran su pasión.
El mensaje
muy breve, apenas decía:
“Hoy a las
24:00 en el Edificio Venidoamenos. Te espero allí: ALSTXIV”
El corazón
del joven comenzó a palpitar aceleradamente. Pasó casi todo el día controlando
su sofisticado reloj que le regaló su abuelita Gertrudis, aunque se le hacía
insufrible aquella voz metalizada diciéndole:
-
Gertrudis,
es la hora de tomar el té y la pastilla para la memoria. – es que lamentablemente
el aparatejo le resultó tan sofisticado que no supo configurarlo a su
conveniencia.
Llegada la
hora señalada, Hannes partió como Cenicienta temiendo perder el encanto hasta
el lugar donde lo habían citado.
Se trataba
de un edificio de grandes ventanales, algunos de ellos con los vidrios rotos o
rajados. El lugar parecía encontrarse abandonado. En eso, unos pasos resonaron
en uno de los pasillos… Hannes giró para ver quién era su contacto para esta
secreta misión. Desde entre las sombras se escuchó una voz aflautada que le decía:
- – ¡Viniste!
¡Qué ganas de verte tenía!...
Una opresión
en el pecho dejó a Hannes casi sin respiración. No podía creer lo que veía, se
trataba de Arnoldo Leopoldo Sin Toldo XIV*. Sintió que entraba en pánico al ver
a ese peculiar personaje aproximándose con toda la intención de abrazarlo. ¿Qué
lo habrá hecho viajar en el tiempo otra vez? ¿Qué quería de él? Bah… En
realidad sí sabía, por lo que sin pensarlo dos veces se lanzó por una de
aquellas ventanas añejas…
Hannes
reacciona de golpe. Observa a su alrededor. Se encuentra mirando por la ventana
de su casa tomando una infusión de regaliz, diente de león y anís. Uff, menos
mal, todo fue un mal sueño – se dijo.
Contempló
nuevamente hacia afuera, un transeúnte llama su atención. El rostro le suena
familiar, en tanto del otro lado del vidrio el hombre al sentirse observado le sonríe
y le regala un guiño…
Gracias mamii Numii por la imagen!! |
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