¿Por qué es tan difícil sentirse bien y tan fácil sentirse mal?
Ya sé, mi pregunta puede provocar muchas objeciones.
Para explicarlo me detengo en “mis” días viernes.
Me levanto muy temprano, para hacer la jornada más larga de la semana (empiezo a las 7:45 hasta 17:10, bah! me levanto 6:30).
Ni bien abro los ojos pienso: ¿Qué se puede esperar de un día que comienza con tener que levantarse?A partir de ese momento, comienzan a invadirme malos pensamientos.
--> Tener que soportar el desorden de la clase
--> Tener que ver a mi ex, el tarado que siempre se le ven los calzones azules, ya que lleva el pantalón prácticamente por el piso.
--> La falta de respeto de algunos compañeros hacia mí, y todo aquello que se les cruce.
à Llevarme observaciones grupales por cosas que no hice.
--- La lista sigue ---
Finaliza con tener que salir a las 5:10 después de dos horas de gimnasia.
¿Una kk verdad?
Pero por otra parte al pensar así olvido mirar las cosas que si valen la pena.
--> Es el último día laboral de la semana.
--> Tengo dos horas de dibujo (Mi materia preferida)
--> También algunos compañeros con los que comparto y me divierto.
--> Tengo una hora a puente la cual la paso con una amiga, escuchamos música y chusmeamos en un kiosco sobre la vida de la langosta y la inmortalidad del cangrejo.
Buscándole el lado positivo a la cosa podría decirse que la larga jornada del viernes tiene que ver con mi estudio y mi futuro, por lo que debería decir: Mi futuro comienza al levantarme en las mañanas.Tomando aspectos positivos y negativos llegaría a la famosa evaluación del vaso con agua por la mitad.
¿Cómo lo ven medio lleno o medio vacío?
En fin, me cuesta encontrar un equilibrio.
A modo de aliento, encontré este pensamiento:
“Los trastornos depresivos hacen que uno se sienta cansado y desesperanzado. Cuando pensamos de manera negativa todo parece salir mal, y tendemos a querer darnos por vencidos. Sin embargo, este sentir no siempre se basa en condiciones reales. Debemos adoptar una posición frente a la vida que nos ayude a sentirnos bien, hacer un esfuerzo para mirar lo que nos rodea en forma positiva. ¡No nos podemos dar por vencidos! Entonces...
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Ya sé, mi pregunta puede provocar muchas objeciones.
Para explicarlo me detengo en “mis” días viernes.
Me levanto muy temprano, para hacer la jornada más larga de la semana (empiezo a las 7:45 hasta 17:10, bah! me levanto 6:30).
Ni bien abro los ojos pienso: ¿Qué se puede esperar de un día que comienza con tener que levantarse?A partir de ese momento, comienzan a invadirme malos pensamientos.
--> Tener que soportar el desorden de la clase
--> Tener que ver a mi ex, el tarado que siempre se le ven los calzones azules, ya que lleva el pantalón prácticamente por el piso.
--> La falta de respeto de algunos compañeros hacia mí, y todo aquello que se les cruce.
à Llevarme observaciones grupales por cosas que no hice.
--- La lista sigue ---
Finaliza con tener que salir a las 5:10 después de dos horas de gimnasia.
¿Una kk verdad?
Pero por otra parte al pensar así olvido mirar las cosas que si valen la pena.
--> Es el último día laboral de la semana.
--> Tengo dos horas de dibujo (Mi materia preferida)
--> También algunos compañeros con los que comparto y me divierto.
--> Tengo una hora a puente la cual la paso con una amiga, escuchamos música y chusmeamos en un kiosco sobre la vida de la langosta y la inmortalidad del cangrejo.
Buscándole el lado positivo a la cosa podría decirse que la larga jornada del viernes tiene que ver con mi estudio y mi futuro, por lo que debería decir: Mi futuro comienza al levantarme en las mañanas.Tomando aspectos positivos y negativos llegaría a la famosa evaluación del vaso con agua por la mitad.
¿Cómo lo ven medio lleno o medio vacío?
En fin, me cuesta encontrar un equilibrio.
A modo de aliento, encontré este pensamiento:
“Los trastornos depresivos hacen que uno se sienta cansado y desesperanzado. Cuando pensamos de manera negativa todo parece salir mal, y tendemos a querer darnos por vencidos. Sin embargo, este sentir no siempre se basa en condiciones reales. Debemos adoptar una posición frente a la vida que nos ayude a sentirnos bien, hacer un esfuerzo para mirar lo que nos rodea en forma positiva. ¡No nos podemos dar por vencidos! Entonces...