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Últimamente Yukita se despertaba cansada y desganada. Lo
atribuía a varias cosas: al recuerdo insistente de Hannes. Tenía tantas
preguntas que hacerle y ninguna respuesta, desde que se había ido a su misión
secreta no había tenido noticias suyas. ¿Tan poco le importaba?
Por otro lado
se quedaba hasta tarde escuchando Voces Insomnes, se sentía bien de haberse
animado a llamar y le gustaba su personaje improvisado. Rió al recordarlo. Tal
vez el conductor tenía razón. Las mejillas se le enrojecieron al traer a su
mente a su vecino. Poco y nada sabía de él, capaz que hasta era un hombre
casado y con hijos. Tendría que averiguarlo. Esa idea le dio energías, se
levantó de un brinco y se preparó para ir a su trabajo. Cuando se disponía a
salir, la asaltó un impulso incontenible y sin dudarlo tocó timbre en el 5 A .
Su rubio vecino abrió la puerta de inmediato y ella sin dejarle decir ni “hola”
le dijo:
- - Buenos días, ya que bajo ¿no quiere que le lleve
la basura?
Él reaccionó con sorpresa, no sabía si reír o sentir
vergüenza, pero sin pensarlo mucho, se dirigió a la cocina y regresó enseguida
con la bolsa de basura en la mano.
Tal vez no era lo que esperaba Yukita, estuvo a punto de
preguntarle si pensaba que ella era una empleada del sector de recolección de
basura de la Intendencia, pero de última ella se lo había buscado. Sin decir
más, se dio media vuelta y salió rápidamente por el pasillo, mientras sentía
que su vecino le decía:
- - ¡Gracias vecina! Le preparo otra para mañana.
Una vez en la calle suspiro con nerviosismo ¿qué hacia ella
con la basura del vecino? Ese no era un buen comienzo.
Se acercó al contenedor
y en ese momento la asaltó otro impulso incontenible. Con disimulo abrió la
bolsa y comenzó a hurgar entre los residuos.
Cáscaras de frutas, facturas viejas, una lata de sardinas, un frasco
vacío de esmalte de uñas y hasta ahí llegó su pormenorizada investigación ya
que la gorda del 2 A al verla le dijo:
-
¿Se le perdió algo vecina?
Colorada como un tomate, lo único que atinó a decir fue:
- - Emm… no, solo buscaba mi lápiz labial, pero
acabo de recordar que lo guardé en la cartera Y sin más dejó caer la bolsa en
la vereda, quedando la basura desparramada, mientras detenía al primer taxi que pasaba
- - ¡Uy! Se me hace
tarde – exclamó.
En tanto la vecina le gritaba:
- - ¡Mugrienta!
Imagen realizada por Gaby* |
Como me gusta musicalizar cada capítulo y en esta ocasión no me venía en mente nada apropiado les dejo el siguiente video, que algo de relación tiene ☺
4 Locuras:
Me hiciste acordar al grupo donde el tecladista era también integrante de Man Ray.
Recien caigo en lo del homenaje interblogero que connota los de Voces insomnes.
Por ahí me parece que no va. El vecino no tendría que haber aceptado. Aunque pueda ser que no sea efectivo para comunicarse. Eso podría entenderse.
En cambio, la vecina no tiene atenuantes.
Hola Loquis!
Esta historia está cada vez más atrapante...
El vecino ese me parece medio nabo... o será tímido y buscó la excusa de la basura y ahora no sabe como encarar a Yukita?...
Veremos que nos depara el próximo capítulo...
No me acordaba de Los Romeos, igual no duraron mucho como banda...
Un beso grande, y volveré para no perderme la continuidad de la historia ;)
RoB
Ese tipo es todo un descarado. Yo creo que la chica debe de mirar para otro lado, pero vaya suerte va teniendo con los hombres, ¡el que no se le toma los vientos le regala su basura! ¿Y qué conclusiones sacó revolviendo todo ese revoltijo de cosas en la bolsa de la basura?, ¡quiero sabeeeeeeeerrrr! jijij!
Te sigo con impaciencia.
¡Saludines saltarines!
Curiosa resultó ser la Yukita. Bueno, sus actitudes me parecen muy particulares lo que pintan que la historia va a tener ribetes bastante graciosos y originales.
Quedo en espera de ese "continuará..."
Besos:
Má*
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