Un loco amor de verano

Nuevamente, quiero aclarar que los hechos de esta historia no tienen nada que ver con la realidad. Así que si encuentra algún parecido, a algún personaje o nombre, le recomiendo que deje de consumir esas pastillas de colores llamativos con dibujitos…




Tenía razón doña Olga, las sierras No se Abren es un hermoso y tranquilo lugar.
-Demasiada paz – dijo mi amiga Winny, que generalmente prefiere el bullicio de la ciudad.
Para mí era el lugar perfecto para descansar. Luego de un año complicado, agotador y estresante estaba dispuesta a vivir unas merecidas vacaciones.
Mis abuelos le habían alquilado la cabaña a doña Olga quien se había pasado todo el año tratando de convencerlos del encanto del lugar, no sé si lo hacía sinceramente, o porque necesitaba Money, cash, plata, verdes, guita, etc.

Llegamos al mediodía cargando nuestras valijas.
La cabaña se veía pintoresca, construida en madera y techo de paja. El paisaje era hermoso, el Suave relieve de las sierras, mucho verde, y unas pocas cabañas a la distancia.
La cabaña constaba de dos habitaciones, una de ellas para Winny y para mí.
Nos instalamos enseguida entre risas, bromas y proyectos, la música al mango y mis abuelos ya agarrándose la cabeza.

Luego de un rápido almuerzo mi amiga y yo decidimos salir a explorar.
Corriendo ranas, conejos y otros animales que se nos cruzaran al paso perdimos la noción del tiempo, cuando nos dimos cuenta de que estaba anocheciendo.
Decidimos, entonces, que era hora de regresar. No nos poníamos de acuerdo con el camino para volver y entre las sugerencias de una y de otra, resulta que nos perdimos. A lo lejos divisamos una luz. Para allí fuimos…

Continuará...